miércoles, 30 de septiembre de 2009

ETAPA 4

Cosmogonía y religión

El sistema de creencias de los totonacas es sincrético; en él se da la combinación de símbolos y de signos reelaborados en mitos, rituales, ceremonias, etcétera, cuyo origen se encuentra en la cultura indígena mesoamericana y en aspectos del cristianismo popular ibérico. El catolicismo de los indígenas totonacos combinó elementos de ambas tradiciones para crear una religiosidad propia; ésta enfatiza la existencia de seres sagrados que tienen dominio sobre aspectos y entornos particulares del mundo, como son iglesias, cuevas o cerros.Los seres sagrados, como los santos católicos y las imágenes prehispánicas denominadas "antiguas" que tienen poderes mágicos, exigen atención por parte de los hombres; por esto hacen las celebraciones religiosas, a cambio de las cuales ellos retribuyen con salud, buenas cosechas y bienestar en general. Son los curanderos y brujos quienes conocen mejor esta "costumbre" o tradición cultural.
Algunos de estos seres se vinculan con la agricultura; el sol, Chichini, es el dueño del maíz y se le asocia con las diferentes figuras de Cristo. En la mitología totonaca, éste aparece como un héroe civilizador que encuentra el maíz y enseña a la humanidad cómo sembrarlo y cosecharlo. La luna es un ser sagrado masculino, también llamado Manuel, que atrae a las mujeres y es útil en las peticiones de magia. Es rival del sol y lucha contra él durante los eclipses.El dueño de los truenos, Aktsini, hace llover e influye en la milpa. Se le asocia con algunos seres celestiales como los arcángeles de la tradición católica y el apóstol Santiago. El trueno es uno de los dioses totonacas más antiguos, es representado como un viejo y se le relaciona con el agua. A la Virgen María la vinculan con el agua de los pozos y de los manantiales. El señor del monte o dueño de los animales cuida del bosque y de la fauna que allí habita; para cazar o talar los árboles se le debe pedir permiso a él. A pesar de la caza y la tala inmoderada aún se le tiene un gran respeto.A partir de la década de los cincuenta, el Instituto Lingüístico de Verano se dio a la tarea de convertir a la población indígena al protestantismo; sus tácticas de conversión dividieron a muchas comunidades en facciones religiosas, que en ocasiones llegaron a enfrentamientos. En los últimos seis años su presencia se ha reducido. A finales de los años setenta se fundaron templos Pentecosteses en la zona cuya doctrina tuvo gran aceptación entre los totonacas.
Chupador

Sinónimos: chupandero (Pue) (l) Lengua Indígena:
Mixe mu'kpo (Oax). Nahua tequejyektiani (SLP). Totonaca (Pue) cu'wa'na o sku'wa'na (4), stuzunu o tsesaka .

Especialista de la medicina tradicional que emplea como técnica primordial la chupada o succión de objetos introducidos al paciente, generalmente por acción de brujería. Su presencia ha sido reportada para las regiones mixe,
zapoteca y mazateca de Oaxaca, entre los totonacos de Puebla, y los nahuas de Morelos y San Luis Potosí.
Aunque atienden por lo general enfermos con dolencias cuya causa se atribuye a la introducción de objetos por acción de brujería, existen variantes en cuanto a las enfermedades que tratan: entre los
nahuas de Morelos, los chupadores "succionan los pulsos" para atender a los enfermos de susto, mientras que entre los nahuas de San Luis Potosí son solicitados para "sacar los malos aires".

Los chupadores mazatecos realizan el diagnóstico por medio de un interrogatorio, pero si éste no resulta satisfactorio, recurren a otras técnicas como la pulsación.
Antes de realizar la chupada, es común que el especialista se enjuague la boca con mezcal u otra bebida, y rocíe con la misma la parte del cuerpo a tratar. La generalidad de los chupadores succiona directamente con la boca; sin embargo, otros, como los
totonacos, lo hacen a través de un carrizo que simboliza al Sol y al dios del maíz y está reservado para los hombres, mientras que las mujeres chupan a través del puño.

El chupador saca de su boca objetos diversos que constituyen la causa de la enfermedad, o bien, que simbolizan que ha extraído la enfermedad materializada. Los objetos extraídos son pequeños y varían desde piedras, vidrios y agujas hasta semillas y algunos animales. Los
zapotecos del sur de Oaxaca llaman a los objetos chaneques, ya que se dice fueron introducidos en el cuerpo del paciente por el señor de la tierra. Los mazatecos distinguen dos tipos de chupadores, dependiendo de los objetos que resultan de la succión: chupadores de líquidos (sangre) y chupadores de animales (pequeñas piedras anaranjadas llamadas "gusanos"). En comunidades nahuas de San Luis Potosí, el prestigio de estos especialistas es cada día menor, ya que se piensa que engañan a la gente con fines lucrativos; son pocos los que aún gozan de respeto, principalmente aquellos que no chupan objetos materiales, pero sí dicen extraer malos aires.

Aunque el origen del chupador data de la época prehispánica, resulta interesante hacer notar que todavía conserva la esencia de su función terapéutica y la permanencia de sus recursos y procedimientos. López Austin lo refiere como el techichinani, "el que chupa". Quezada establece tentativamente dos grupos, con base en documentos del Archivo General de la Nación (ramo Inquisición).
Uno formado por los indígenas y un castizo... que extirpaban el mal en el vientre, en el ombligo o en el estómago, bajo la forma de animales u objetos y sobre los cuales de la Serna consigna que... también lo hacían sobre el pecho. El otro grupo quedaría integrado por el negro Juan Luis, quien chupó la cabeza del enfermo y después lo hizo sobre los pies, mientras realizaba esta curación hablaba en lengua guinea; y la mulata llamada Dominga de Meza quien para desligar a un hombre le chupó la cabeza y le extrajo unas hebras blancas con unas hojas de tabaco diciendo eran gusanos de maleficio, administrándole además dos o tres bebidas para conseguir la salud.


Brujo

Sinónimo: Hechicero.
Denominación peyorativa que reciben algunos curanderos. Personaje temido y a la vez respetado, pues se le reconocen poderes para dañar a sus semejantes, así como habilidades para solucionar ciertos problemas, y curar determinadas enfermedades. Se le identifica como terapeuta, al ser solicitado para atender padecimientos generalmente derivados de la brujería, bajo el supuesto de que quien sabe provocar enfermedades y males, sabrá también curarlos.

Si consideramos el significado literal de persona que practica la brujería, la acepción haría referencia a un personaje de connotación antisocial que, a través de las técnicas rituales y conocimientos de lo oculto, domina las fuerzas sobrenaturales en perjuicio de sus semejantes, provocando enfermedades, plagas, sequías y otros males, y cuyos móviles obedecen a la
envidia, el coraje, la venganza, el odio y los temores.
Cada región presenta particularidades en cuanto a la iniciación y proceso de aprendizaje de un brujo; dentro de las más comunes se señala que su capacidad debe ser innata, o bien adquirida por herencia familiar. Suele estar marcado con señales físicas y deformaciones, sufrir cierto tipo de enfermedades, o bien experimentar la revelación divina, por lo común a través de los sueños. En muchos casos, se reconoce el entrenamiento junto a un brujo experimentado para adquirir y reforzar parte de sus conocimientos. En los ritos iniciáticos, el novato ha de demostrar una fortaleza y temperamento tales que le permitan soportar la parte terrorífica de las pruebas, y el constante peligro que implica estar en contacto con las fuerzas sobrenaturales malignas, que pueden volverse en su contra. Esta facultad la logran estableciendo un pacto o alianza con los entes malignos, representados por la figura del
demonio, o bien con las deidades ancestrales reconocidas en cada lugar.
El dominio de dichas fuerzas sobrenaturales lo logra fundamentalmente a través del poder de su palabra, mediante invocaciones y conjuros, reiterando su alianza con los entes malignos.

Para hacer sus fechorías, los brujos recurren a la manipulación de fetiches, recortes de papel y otros materiales que representan a la víctima; algunos se valen de la introducción de objetos, a distancia, en el cuerpo de quien desean perjudicar (
brujería); e incluso, se reporta la capacidad de otros para transformarse en uno o varios animales (nagual), muchos de ellos voladores, que chupan la sangre o ''devoran'' el alma de sus presas (vampiro).
Es necesario enfatizar la función ambivalente de muchos brujos, pues se recurre a sus servicios para la atención de determinadas enfermedades, sobre todo cuando se sospecha que son causadas por otro brujo, así como para evitar todo tipo de males, conservar el trabajo, triunfar en los negocios, ser afortunado en amores, recuperar objetos perdidos, protegerse de los enemigos, lograr buenas cosechas, etcétera. Más aún, al igual que muchos curanderos, los brujos juegan también un papel de suma importancia dentro de sus comunidades, al fungir como controladores sociales, castigando a los que han quebrantado las normas sociales y las obligaciones religiosas.

Las funciones recursos y prácticas del brujo actual presentan rasgos fundamentales de dos culturas: la prehispánica y la europea. En la época prehispánica, así como existían especialistas que centraban sus habilidades en beneficio de sus semejantes, había también quienes usaban sus poderes sobrenaturales en perjuicio de la sociedad, causando enfermedades y desgracias. A estos últimos, los antiguos
nahuas los llamaron genéricamente tlacatecólotl, "hombre-buho" (tecolote). López Austin señala trece tipos de esta clase de magos, entre los que aún sobrevive el tlahuilpuchtli, "el sahumador luminoso", hechicero que según refieren los cronistas, espantaba por las noches a sus enemigos echando fuego por la boca (tlahuelpuchi) También se reporta la existencia del nahualli, que poseía la facultad de transformarse en animal y cuya función podía ser maléfica o benéfica, personaje al cual se sigue temiendo en comunidades rurales de más arraigada tradición cultural, ya que se le atribuye el poder de adueñarse del alma de la gente y, con ello, enfermarla.

En la cultura europea, el brujo era identificado generalmente como una mujer que vestía andrajos, habitaba sitios inaccesibles y era marginada de su comunidad. Pactaba con el diablo (ser maligno supremo de la religión cristiana), quien le otorgaba poderes sobrenaturales para "hacer daño". Su iniciación se verificaba en cuevas tenebrosas en las que se despojaba de rosarios y reliquias, como manifestación de su total divorcio con el Dios cristiano, y su nuevo compromiso de servir al maligno en la tierra. Sellado el pacto, adquiría la capacidad de separar cuerpo y alma a voluntad; su espíritu podía volar y actuar a distancia, interpelando a sus víctimas por medio de objetos y pertenencias de éstas, para dañar su integridad física sin necesidad de tocarle; o bien, dándole a tomar subrepticiamente brebajes preparados con plantas venenosas, y ciertos productos animales de connotación maligna.
Al sobrevenir la Conquista, toda la parafernalia propia de la bruja del Medievo ingresó a la cultura indígena a través del dominio ideológico español. Elementos animales, minerales y plantas, así como conceptos y prácticas de la magia europea, pasaron a formar parte del acervo nativo; algunas veces sustituidos, otras veces reinterpretados.

Por último, es necesario enfatizar que la actual acepción despectiva de brujo que recibe una gran cantidad de curanderos, tiene su origen en el desprestigio que los conquistadores españoles sembraron entre los sacerdotes, médicos y todos aquellos empeñados en mantener vivas sus antiguas creencias, enfrentadas a una nueva religión que conllevaba una serie de creencias y prácticas diferentes. Así, los evangelizadores y conquistadores tacharon de "malas artes", "cosas del demonio", "prácticas paganas" y finalmente de brujería, a todo aquello que les resultaba incomprensible y fuera de su marco de entendimiento y percepción. Esta labor fue apoyada en la Nueva España, por el Santo Oficio de la Inquisición, y el clero regular y secular cuyas principales funciones eran las de perseguir y procesar a los que seguían profesando los cultos antiguos, o llevando a cabo prácticas catalogadas de hechicería. Sin embargo, los españoles también trajeron consigo nuevos recursos, técnicas y conceptos que en un principio se mantuvieron separados, pero que lentamente se fusionaron con los indígenas, y que tiempo después, con las aportaciones de los esclavos negros llegados durante la Colonia, conformaron la tipología mágico-religiosa del brujo actual.
A continuación se presenta un cuadro de las distintas denominaciones rescatadas en español y en lenguas indígenas de los brujos o hechiceros, señalando con un asterisco (*) a aquellos que cumplen la función ambivalente de curar y causar enfermedad; y con dos asteriscos (**), a los que se limitan a hacer el mal, según se describe en las fuentes bibliográficas.

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